Los cuatro elementos -Tierra, Aire, Fuego y Agua- son parte importante de la cosmovisión wiccana, ya que sus manifestaciones naturales expresan siempre alguno de los cuatro, o combinaciones de éstos. A estos cuatro elementos, los wiccanos añaden un quinto llamado Espíritu (Éter o Akasha). Estos elementos son simbolizados en el pentagrama, dejando al Espíritu arriba del todo. Al iniciar el ritual religioso, además de invocar a los dioses, también se invoca a los elementos que se corresponden a los cuatro puntos cardinales, siendo el orden el de Este, Sur, Oeste y Norte.
El término wicca sólo estaría siendo bien usado si se aplica a una persona que ha recibido la iniciación tradicional, o lo que es lo mismo, que recibió la formación y entrenamiento convenientes además de la “transmisión de linajes” por parte de su iniciador. Aunque aquí, después de haber tratado el asunto de la Wicca tradicional y la Wicca ecléctica el otro día, a tratar de entender el mismo hecho con un wiccano ecléctico, cambiaría del todo. Para el ecléctico, toda esto de la transferencia de poder no tendría la menos relevancia, ya que ellos recurren a rituales de autodedicación con los simbolizan su entrada en la religión.
Los wiccanos tradicionales necesitan de tres grados de iniciación. El primer grado es en el que consiguen convertirse en brujos o brujas y entrar a formar parte de un coven. El segundo grado consta en la ampliación de conocimientos hasta conseguir estar capacitado para ser sacerdote o sacerdotisa. Al alcanzar el tercer grado, el sacerdote o sacerdotisa ya cuenta con la sabiduría y experiencia necesarias para poder formar su propio coven.
El artículo Elementos e iniciación en la Wicca ha sido originalmente publicado en Destino y Tarot.